Aoshima, la famosa Isla de los Gatos de Japón, es conocida por su impresionante número de felinos, que superan con creces a la población humana. Se estima que en esta isla viven más de 100 gatos por cada 5 habitantes. Al mismo tiempo, esta isla es un ejemplo de los desafíos demográficos que enfrentan las comunidades rurales e insulares del país.
Ubicada a 35 minutos en ferry desde la costa de la prefectura de Ehime en la isla de Shikoku, la más pequeña de las cuatro islas principales de Japón, Aoshima es una de las 11 islas japonesas conocidas por su gran población de gatos. Aunque carece de tiendas, restaurantes o alojamiento, la isla atrae a turistas curiosos por descubrir una comunidad apartada donde se puede decir que los felinos son los principales habitantes.
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Los gatos y su inevitable decadencia
Hace una década, unos 200 gatos salvajes vivían en Aoshima, la Isla de los Gatos de Japón, la mayoría de ellos descendientes de los que traían los pescadores para luchar contra los roedores. Hoy en día, la población felina se ha reducido a unos 80, la mayoría de los cuales son ancianos y padecen diversas dolencias como ceguera o enfermedades respiratorias causada por la endogamia.
Naoko Kamimoto, una de los cuatro residentes que quedan en la isla, habla de cómo intenta cuidar a estos animales, pero admite que cuando un gato desaparece, es probable que muera silenciosamente. El cementerio felino sigue siendo un secreto bien guardado por los lugareños.
La crisis demográfica de la isla
Aoshima también es víctima del declive demográfico de Japón. De una población de 900 habitantes justo después de la Segunda Guerra Mundial, la isla pasó a tener solo 13 habitantes en 2017. Hoy en día, solo quedan cuatro personas: Naoko y su marido, Hidenori, y otra pareja que prefiere el anonimato.
Naoko admite que el futuro es sombrío: "Llegará un día en que no habrá más personas ni gatos en la isla. Lo único que podemos hacer es cuidar de ellos mientras estemos aquí".
Esterilización, una solución inevitable
Para controlar la población de gatos, las autoridades locales lanzaron en 2018 un programa de esterilización, llevado a cabo con la ayuda de la Asociación Veterinaria de la Prefectura de Ehime. Desde entonces, no han nacido más gatitos y el número de animales disminuye constantemente. Kiichi Takino, representante de Aoshima Cat Protection Society, compara la isla con un refugio para gatos y cree que las medidas preventivas eran fundamentales para evitar una situación inmanejable.
Aunque la pareja Kamimoto todavía se las arregla, la falta de servicios médicos en la isla podría obligarlos a irse también. Si la isla permanece desierta, los voluntarios y los refugios de animales acogerán a los gatos restantes para cuidarlos hasta el final de sus días.
La declaración final de una isla en peligro de extinción
Fumiko Ono, profesora de medicina veterinaria, sostiene que la esterilización era la mejor opción en las condiciones actuales. Sin embargo, gestionar la población de gatos sigue siendo un desafío y transferirlos a nuevos hogares podría ser la solución definitiva.
En Aoshima, la Isla del Gato de Japón, el declive de la isla es visible a cada paso: casas abandonadas, ventanas cubiertas de periódicos amarillentos y edificios en ruinas son sólo algunos de los signos de su progresiva desaparición. Los turistas que llegan a la isla todos los días interactúan con los gatos sólo por un corto tiempo, mientras Naoko, apodada "la madre de los gatos", los cuida incansablemente.
Aunque apegados a su isla, los Kamimotos mantienen una frontera clara entre su vida y la de los gatos: "Los consideramos mascotas, pero ellos tienen su territorio y nosotros el nuestro", dice Hidenori.
A pesar de las dificultades, Naoko se mantiene optimista: "Aoshima no es un parque temático para gatos. Es una isla viva y que respira, durante el mayor tiempo posible”.
